miércoles, 27 de febrero de 2013

Aprende con nosotros (I): Córdoba, cuna del caballo andaluz


Caballerizas Reales es uno de los edificios más desaprovechados de nuestra ciudad y, sobre todo, de los más desconocidos por los cordobeses en relación a su importancia, pues muchos no saben que fue ahí donde se definió lo que hoy conocemos como caballo andaluz o P.R.E. (Pura Raza Español).

Se trató de un deseo expreso de Felipe II, que tenía la intención de mejorar las razas existentes creando una línea hermosa y dócil que sirviera para el ocio y lucimiento de una aristocracia que ya no batallaba. El proyecto fue encargado al noble don Diego López de Haro y Guzmán, que consagró su vida al mismo.

Y fue por ello que junto al Alcázar ordenó levantar el edificio que alojaría los sementales, alterado más adelante por un incendio y por el añadido de un picadero estilo Eiffel (donde hoy se realiza el espectáculo ecuestre cuando la climatología es adversa).

Por su parte, las seleccionadas yeguas pastaban en diversas dehesas, como las de la Alameda del Obispo o las renombradas de Córdoba la Vieja, área que había tomado ese nombre por creer que las ruinas que allí se encontraban (Medina Azahara) correspondían a una primitiva ubicación de nuestra ciudad.

Tal fue la preocupación de Felipe II por este proyecto, que se cuenta que la su visita a Córdoba en la primavera de 1570 para acudir a unas Cortes (visita que, por cierto, motivó el actual diseño de la "Puerta del Puente") fue en el fondo causada por su intención de controlar cómo avanzaba el proyecto caballar.

Sea así o no, sin duda debemos a este rey y a don Diego que nuestra ciudad fuese la hoy minusvalorada cuna de una estirpe famosa por su calidad en el mundo entero.


*Para más información recomendamos el libro Córdoba, caballos y dehesas, de nuestro amigo y colaborador Eduardo Agüera Carmona.

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